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El Pícaro del Águila Clarete se elabora con una combinación de uvas tintas y blancas prácticamente a partes iguales, en un estilo ribereño que parecía olvidado pese a haber sido muy común en el pasado. El mosto proviene de uvas sin despalillar de viñedos viejos (80 años) pisadas con los pies, de variedades tan particulares como el albillo, el tempranillo gris o el bruñal. Fermentó conjuntamente y con levaduras autóctonas durante 10 meses en el frescor de la cuevas de la bodega y se crió en barricas usadas durante 16/20 meses antes de ser embotellado sin clarificar ni filtrar.
De color a medio camino entre el rojo y el naranja, con brillante reflejos rosados, desprende elegantes aromas a flores blancas, hierbas mediterráneas y especias, quizás recordando más a un vino blanco que a un rosado; en un segundo giro a la copa emergen los recuerdos a fruta roja, naranja y melocotón, así como leves recuerdos balsámicos y torrefactos de la barrica. Su boca es extraordinaria, curiosamente más de tinto que de rosado; jugosa, estructurada, muy fresca y compleja, en absoluto pesada, con buen volumen y viva acidez. Un final levemente salino, fresco y muy largo pone un fantástico punto y seguido a este excepcional vino. Un rosado que transmite una mineralidad inusual y que se puede beber de inmediato o conservar durante unos años, pues seguirá creciendo en botella.
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